El vino natural ha muerto
Capítulo 1:
Los mandamientos del elaborador o como distinguir a un pseudoviñeron.
Hacer vino es relativamente fácil… o eso piensa el que se pone a elaborar sin un motivo concreto, tal vez el haber realizado algunos cursos de catas y haberte dejado someter por el embrujo oculto del vino. Tal vez ese día estabas mejor en la playa jugando a las palas.Pero ya abducidos por el maligno hay que reconocer que si te quieres sentir un viñeron, así, de primeras, los inicios no tienen porque ser complicados.
Creo que si alguien lee esto, que lo dudo, puedo haber despertado en él la chispa del elaborador y habré contribuido a aumentar la creciente cantera de pseudoviñerones, así que, por favor, no te pares aquí y lee hasta el final que a lo mejor consigo desanimarte.
El primer paso suele ser que un amigo te habla de una zona donde la uva es barata. La casa de tu amigo se encuentra en la zona y el bajo es ideal para hacer las mímimas funciones de una bodega. Ya casi tenemos el 80% del negocio. Además cuantas empresas míticos han nacido en un garaje.
Otro amigo, que ya lleva unos años en el mercado, te legaliza el vino y tu novia que le pega al diseño gráfico, te pinta una etiqueta llena de colores y además se os ocurre un nombre que se sale de lo común, o eso te parece. Os dejo algunos ejemplos por si sigue creciendo vuestro interé: Contra el mundo; A por ellos; Vino en vez de sangre; Amor y vino siempre libres… y ya está, 100% del negocio en marcha, todo preparado. Ahora a vender.
La contraetiqueta recalca claramente el compromiso fiel con la naturaleza, la no intervención sobre el vino en lo que se refiere al filtrado, clarificado, sulfitado, la cercania a las viñas, el trabajo manual y un Instagram potente, con fotos vendimiando o podando, aunque sea con guantes de latex, pero que se vea la postura, harán el resto del trabajo, y lo de los guantes de latex ya os dareis cuenta con el tiempo que no pega, mejor mancharse las manos de mosto para que resalte en la foto.
Y esto, que a mucha gente le parece ciencia ficción, está ocurriendo, pero demasiado y en demasiados países. Y claro que está bien que haya inquietud por acercarse a la elaboración, y además quien soy yo para ponerle fronteras a la creatividad y al emprendimiento.
Esto sería un punto de partida, pero a partir de hay es necesario evolucionar, el problema es que muchos se quedan en ese inicio porque es lo mas cómodo, donde menos riesgo existe y donde aunque no se gane dinero y tampoco se pierda se puede ocupar una posición visible, que sobre satisfaga el ego de ese pseuproductor…. Que ego en este mundo del vino, psudo y no pseudo, sobra y mucho.
Y como me considero un recién llegado a este mundo, si que veo cerca lo que serían unos inicios sosegados, realistas para alguien que quiere elaborar un vino honesto.
Es por eso que si por casualidad os gustan probar vinos y tropezais con un evento que se anuncia como de vinos ……. el calificativo lo dejamos para el organizador, que seguro que lo adorna mejor que yo, pero no me puedo resistir a prestarle unas ideas: naturales, salvajes, radicales, artesanales, libres, indómitos.
Lo bueno es que creo que existen unas pautas para conocer a los que realmente viven de esto de los que son vendedores de humo y que sirven para que el consumidor los sepa diferenciar y para ti, pseudoviñeron, si crees que cumples demasiadas de estas condiciones muta rápido antes de dar demasiado la nota.
1º Las manos. En este caso son el espejo del alma, alma de viñeron. Si ves a alguien que se autocalifica como viñeron y veis que sus manos están cuidadas, que no muestran las heridas de guerra típicas de una persona para las que son su sustento vital, desconfiar. Las manos de una persona que vive en la viña son su tarjeta de presentación. Nunca mienten.
2º Vivir en el territorio. Fundamental, sin apego directo al territorio, sin conocer como respira, como se levanta y como se acuesta una zona, es imposible hacer vino con sentimientos.
3º Trabajar tus propias viñas, pero no vale que las trabaje tu padre o tus empleados y que tú, con manos de pianista que no pisa la viña ni harto de cerveza y cazalla, te dediques a viajar y a realizar la labor comercial. Amigo, hay tiempo para todo, y épocas del año para todo.
3º Empezar por elaborar una cantidad de botellas realista. No vas a vivir el primero, ni el segundo ni el tercer año de esto. Elaborar un numero de botellas acorde a la producción de las viñas que trabajamos, y siempre creciendo poco a poco hasta encontrar la sostenibilidad. Que no es otra cosa que el límite que marca tu cuerpo.
4º Trabajar sin intervención química o con la mínima posible… aquí la realidad de cada territorio es abismal. En mi tierra, en Galicia, no es lo mismo trabajar las viñas en la costa, en el gran territorio inconexo de las Rias Baixas, inconexo porque no es posible entender su discontinuidad si no es por razones políticas, donde es prácticamente imposible no utilizar química si quieres tener uva, que en el interior, en Valdeorras o Monterrei, donde el calor y la sequía del verano ayudan en el control de los hongos. Lo correcto aquí es decir lo que se hace, y como la realidad de nuestro clima es la que es ya no vale decir que con dos manos de cobre salvamos la campaña. Si tu zona son las Rias Baixas a lado del mar lo tienes complicado en lo que al trabajo en viña se refiere. O sea que lo mejor con la verdad por delante.
5º Tener bodega legalizada lo mas rápido posible, todos empezamos de forma precaria, pero de okupabodega no se puede estar demasiado tiempo.
6º Utilizar en la bodega la misma idea de trabajo que en la viña y dejarse de monsergas de mínima intervención. Algunas personas necesitan recordar lecciones básicas de matemáticas acerca del valor del mínimo. Para los más olvidadizos el mínimo es cero, a partir ahí vamos subiendo, un poco, algo, algo más y mucho. No todo vale para vender, o si, si creeís que podeís seguir la misma línea comercial del vino industrial.
7º Que el vino este bueno, y eso solo quiere decir que, por lo menos, te guste a ti y que no les siente mal a los demás.
El vino natural ha muerto
El mercado del vino industrial cada vez es más competitivo, con márgenes cada vez más ajustados y las grandes industrias no se pueden permitir que nada quede al margen de su control. Para ello todo ha sido válido: asociar vino natural con el no uso de los sulfitos añadidos, como si fuera el único elemento que los diferenciara; hacer referencia a lo natural del vino por el simple hecho de nacer de una fruta, olvidando en este caso los, a veces, más de 20 tratamientos químicos que reciben las viñas de muchas bodegas industriales; enfocar su imagen a lo natural de su trabajo porque una buena parte se realiza de forma manual como puede ser la poda, aunque a veces ya ni eso; la ubicación de viñas y bodegas en el medio rural, aunque tampoco dudan en invadir este con polígonos industriales y convertir los suelos de sus viñas en algo similar a pistas de hormigón por el trasiego continuo de maquinaria pesada.
Tienen claro que el consumidor generalista se mueve por campañas de promoción abrasivas. Saben que no es difícil convencerlos y confundirlos, porque poco o nada saben de vino, solo hay que pasarse por el lineal de un supermercado para ver el nivel que se puede encontrar. Y si hay que reforzar la campaña encuentran algún personaje diluviano que después de exponer durante años su dogma de fe en relación a que vinos son mejores que otros, no le importe que, a cambio de unos buenos honorarios, una cadena de supermercados utilice su imagen y sus recomendaciones para vender, por ejemplo, vinos franceses a 4 euros que seguramente provienen de uvas de La Mancha.
De este modo son capaces de envolverlo en el más hermoso papel de regalo para conseguir trasmitir que ellos representan la esencia más pura del vino.
Como ejemplo de iniciativas más toscas y ya sin ningún tipo de vergüenza puedo valer como ejemplo la de una industria italiana que intentando acercarse a la turbidez presente en muchos blancos elaborados de forma libre añadían a sus vinos pulpa de melocotón… acabaron en el juzgado, pero el daño al nombre, al concepto de vino natural ya estaba hecho.
Otra de las causas de esta situación es el propio momento que vivimos. El vino natural, como nombre, se ha puesto de moda y ya todo vale. Hemos alcanzado el máximo pico del desarrollo, hemos coronado la cima del Everest, ahora solo podemos bajar y el sector va a sufrir en los próximos años, y los daños serán más o menos graves dependiendo a la velocidad a la que se realice el descenso. Como lo hagamos muy rápido el golpe va a ser brutal, tal vez irrecuperable para muchos elaboradores verdaderos. El vino natural ha muerto de éxito.
Es por ello que la muerte del vino natural como nombre, como elemento diferenciador, ha necesitado la colaboración de muchos actores, elaboradores y pseudo-elaboradores, distribución, restauración, organizadores de salones, pero cada uno merece atención especial que iremos exponiendo poco a poco.
Próximas entregas
Capítulo 1: Los mandamientos del elaborador. Que hacer para distinguir a un pseudo-viñeron Capítulo 2: Los bares y la distribución
Capítulo 3: Las ferias como elemento de blanqueo
Capítulo 4: La prensa y los divulgadores: los de los puntos y los que por un like abren una botella a golpe de zapato.
… y alguno más que se me vaya ocurriendo
¿Por qué tenemos que justificarnos?
Tengo que admitir que desde hace unos años soy un asiduo lector de los artículos que escribe Jose Peñín, siempre se aprende de alguien que lleva toda la vida transitado entre vinos.
En esta nota en concreto me quiero centrar en un artículo reciente de su blog (21/11/2023) titulado “Encuentro de biodinámicos”. La cosa promete. Que a alguien le llamen “biodinámico” así de entrada no sé muy bien como calificarlo, pero en estos tiempos que oyes lindezas a diario, pues lo de biodinámico debe ser ya como un punto positivo en tu currículo.
El artículo en si hace referencia a un encuentro con viticultores que practican la biodinámica, y lo organizó la bodega Ramón Bilbao. A ver que esto no lo entiendo. Una bodega de las grandes de verdad… O sea industrial de verdad, a lo bestia… ¿qué hace organizando un encuentro de estas características? Un green washing en toda regla. Está claro que su departamento de comunicación si que lo sabe, lo que no entiendo es cómo siendo unas mini mini bodegas… Pita Cega, Uva de Vida, Sexto elemento… ¿Qué hacen ahí? La bofetada aquí me la he buscado, que razón tenía mi madre con lo de que callado estaba más guapo, o que por lo menos pasaba desapercibido. Pues que cada uno decide a dónde va… Por eso vosotros, pequeños biodinámicos, como el equipo de comunicación de Ramón Bilbao, sabéis vuestro motivo.
El artículo alcanza su mejor nivel, esto, obviamente es una impresión personal, cuando el autor se cuestiona sobre ciertas situaciones que tristemente por lo que nos cuenta no llega a transmitírselas a los bodegueros. Hubiese sido perfecto conocer su opinión. Ahí quedan por si alguien me lee, que lo dudo, y se atreve a completar la melodía.
a) ¿En qué medida y producción se puede vivir de la biodinámica?; b) ¿Cómo afecta al sabor del vino la influencia aeróbicas de las plantas y bosques del entorno del viñedo?; c) La relación de la microbiota con la raíces; y d) ¿Cuál es el rendimiento máximo del viñedo sin perder el carácter biodinámico?
La verdad alguna de ellas tiene una redacción complicada, y si la acabas entendiendo, o crees entenderla, la respuesta también es de rizar el rizo, por eso que vamos a la que más me llamó la atención: La relación de la microbiota con la raíces.
Aquí hay nivel pero alto, porque la respuesta es de tesis doctoral cum laude, o sea de un nivel de conocimiento y exigencia para el viticultor, que desde mi humilde formación de biólogo me cuesta llegar a una aproximación y desconociendo la formación de los presentes en el evento no tengo muy claro que pudieran responder en profundidad, pero lo importante para mi es si alguna vez José Peñín habrá preguntado a un viticultor, a un bodeguero, o a un gran empresario del vino… Si es consciente de la relación que existe entre el uso del glifosato y la degradación de la vida de los suelos y de las aguas.
¿Por qué el que respeta a la naturaleza tiene que justificar y conocer lo que hace y el que la destruye no?
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